7 de noviembre de 2017-

Este fin de semana llega a los cines gallegos el documental “Arte al agua, los bacaladeros de Terranova”, un retrato íntimo de las adversidades y sufrimientos que vivieron los hombres que durante décadas cruzaban el Atlántico desde los puertos de Vigo, A Coruña y Ferrol, en Galicia, y Pasajes, en el País Vasco, rumbo a las costas canadienses y a Groenlandia, donde faenaban durante meses en condiciones terribles para llenar de bacalao las bodegas de los barcos. En Vigo, se proyectará en los cines Plaza Elíptica del 10 al 16 de noviembre.

El documental retrata los años dorados de la pesca del bacalao, especialmente las décadas de los 50, 60 y 70. Al final de esta época, más de 120 barcos con 5.000 hombres faenaban anualmente en estas aguas y capturaban cerca de 300.000 toneladas de bacalao. Hasta que todo se vino abajo, las capturas comenzaron a escasear a finales de los 70 por sobrepesca y en 1977 Canadá declaró las 200 millas marinas para asegurar el recurso y su explotación propia, lo que dejó fuera de los caladeros a la flota española por falta de cuotas. Además, se produjo una desaceleración en las políticas del gobierno de Madrid de apoyo a esta industria pesquera. Finalmente, en 1992 se declaró la veda de la pesca del bacalao, que aún está vigente. Esto provocó el colapso de las poderosas flotas bacaladeras gallega y vasca y dejó sin trabajo a miles de personas.

“Arte al agua” recoge las historias en la voz de sus protagonistas, como los gallegos Porfirio Casal Cabaleiro, que trabajó sin descanso en Terranova durante 30 años y solo se queja de que únicamente vio a su mujer e hijos cinco de esos años; el capellán Raimundo Pérez Betal o los pescadores Manuel Touriño Pereira y Emilio del Río.

La película ilustra los relatos con increíbles imágenes de archivo, la mayor parte del material en soporte de super8, filmadas en los años 60 y 70 por los propios capitanes, patrones de pesca, marineros u otros miembros de las expediciones. Estas imágenes son tan diversas como sobrecogedoras. Delfines acompañando a los barcos, ballenas limpiándose los espiráculos, encuentros con icebergs, capturas tremendas en largas redes, hombres trabajando en condiciones terribles, barcos de pesca atizados por las tormentas, hombres haciendo guerras de bolas de nieve para pasar el tiempo, sacando a sus muertos de los barcos, de las iglesias de Canadá a los cementerios, etc.

Una oportunidad única para conocer de cerca este mundo tan desconocido para la mayoría y, sin embargo, tan cercano para muchos gallegos.